¿Y al psicólogo a qué se va?

Cuando alguien menciona la palabra psicólogo a veces se encienden las luces de alarma y empiezan a surgir preguntas incómodas ¿estoy loco? ¿qué va a pensar la gente de mi? ¿realmente esto que tengo se puede curar?

En este post exploraremos la terapia desde un punto de vista relajado, derribando mitos y destilando la esencia misma de lo que significa sentarse en el diván (o la silla, o el sofá de tu casa, ¡lo dejo a tu elección!). Así que prepárate para aprender, reflexionar y descubrir que ir al psicólogo es como resolver un sudoku gigante en tu mente, pero con pistas que parecen sacadas de un manual de instrucciones de IKEA.

¿Qué es un psicólogo?

Empecemos por el principio, vamos a descubrir en qué consiste la figura del psicólogo y por qué genera tanto miedo a veces. 

Antes de nada aclaremos un par de puntos: 

  • No, no leemos mentes: aunque sería genial y nos facilitaría mucho el trabajo, todavía no hemos desarrollado el don de la adivinación
  • No es venir a hablar: aunque la herramienta principal de un psicólogo es la palabra, dentro del espacio terapéutico hay muchísimo trabajo personal
  • Lo del diván ya no se lleva: desde 1900 hemos ido evolucionando, y ahora la terapia se puede hacer desde un sillón, una silla ¡o incluso online!

Imagínate a un psicólogo como una guía confiable en tu viaje de crecimiento personal, alguien hábil que te ayuda a navegar entre las olas de pensamientos y emociones no adaptativas. Su función es comprenderte, desentrañar patrones de comportamiento y proporcionar las herramientas para que tú mismo seas el que vuelva a estar al volante. 

Detrás de esas preguntas sencillas, o ejercicios aparentemente simples hay muchos años de formación y preparación constantes (palabra de psicóloga). Ir al psicólogo no es simplemente sentarte a contarle tus problemas a alguien como si fueras a tomarte un café con una amiga, por muy amena que puede hacerse la sesión. La terapia es un proceso de un gran trabajo e implicación personal que va más allá de lo que puedas trabajar en una hora de sesión a la semana y que requiere un gran compromiso y esfuerzo personal. 

Piensa en la psicología como una barandilla que aparece cuando te ha tocado subir un tramo de escaleras especialmente complicado en tu vida. Por un lado está la figura del psicólogo, que como esa barandilla o guía, te va acompañando en el proceso de mejora; y por otro lado está la terapia, que es el conjunto de herramientas que te ayudarán a estar más fuerte y preparado para poder subir esa escalera sin necesidad de apoyarte en ninguna parte. 

¿Por qué razones ir al psicólogo?

Los motivos para acudir a terapia son tan variados como la vida misma y tan amplios como los problemas que tenemos, es decir, infinitos. 

En mi experiencia profesional me he encontrado dos polos opuestos ante las dudas para acudir a terapia, tanto por exceso como por defecto. Hay personas que consideran que sus problemas o su nivel de malestar es tan grande que es imposible que alguien les pueda indicar la salida de ese pozo ,y por otro lado, están las personas que invalidan tanto su malestar que creen que es ridículo darle la categoría de problema y mucho menos hablarlo con un profesional.

Si te has encontrado en alguno de estos dos extremos, déjame informarte de que estás equivocado. Tus problemas, sean los que sean, son los más importantes simplemente por el hecho de ser tuyos y ser los únicos sobre los que tienes control para mejorar. Comparar tus problemas con los de otras personas (o los problemas del mundo) lo único que hace es invalidarte y dejarte en una posición donde no vas a trabajar en solucionar lo que te pasa.

¿Cómo saber si tengo que ir al psicólogo?

Una de las preguntas más difíciles a la hora de ir a terapia es descifrar por un lado lo que te está ocurriendo y lo que te genera malestar, y por otro si es lo suficientemente grave o complejo como para buscar ayuda. Y es que este es uno de los grandes retos de la psicología: diferenciar entre la conducta normal y la patológica, porque, sinceramente… ¿qué es ser normal?

Te planteo un ejercicio sencillo que hago con mis pacientes en terapia y que tiene muchas aplicaciones. Este ejercicio se llama “La Rueda de la Vida” (sí, el nombre es cursi a más no poder) y consiste en una representación gráfica de las áreas más importantes de tu vida.

El ejercicio consiste en lo siguiente: como ves, cada uno de los sectores de la Rueda de la Vida está dividido en tramos que van del 0 al 10. La actividad consiste en que evalúes cómo de satisfecho/a te encuentras con cada una de las áreas de tu vida y le asignes una puntuación (si lo imprimes puedes colorear cada sección para tener una imagen más visual).

Es muy importante que la puntuación sea objetiva según cómo te encuentres en el momento actual. Deja a un lado las expectativas, y plasma realmente cómo te encuentras. (¡Pista! Recuerda que la salud mental también es salud).

Una vez completado el ejercicio podrás comprobar de una forma muy visual cómo está tu vida, evaluar si hay algún área concreta en la que tengas dificultades, o si hay algún tipo de problemática que está afectando a tu vida en general. 

Recuerda, en psicología no se miden los problemas según lo grandes o pequeños que sean, sino según la medida en la que interfieren con tu vida diaria, es decir, en el impacto que representan.

¿Cuándo ir al psicólogo? 10 señales para pedir ayuda

  1. Atraviesas una crisis personal
  2. Sientes malestar emocional en tu día a día
  3. Te sientes solo o incomprendido
  4. Tus pensamientos te invaden y te limitan
  5. Los recuerdos del pasado te impiden avanzar
  6. No consigues hacer lo que te propones y tienes conductas perjudiciales
  7. Te sientes inseguro y con baja autoestima
  8. Has empezado a somatizar el estrés
  9. No estás contento con tu vida y no encuentras la causa
  10. Tienes dificultades con tus relaciones interpersonales

¿Qué hemos aprendido?

Recapitulando, ya hemos desmitificado estigmas, descubierto que ir al psicólogo no es solo para “los locos” y aprendido que el diván está pasado de moda (¡aunque queda muy elegante en una consulta!). Hemos revelado que los psicólogos no somos adivinos, sino apasionados expertos en la mente humana, y que visitarnos es más como ir al gimnasio mental en vez de a la sala de urgencias emocionales. 

Recuerda que tu mente es un terreno infinito y maravilloso que merece ser cuidado, al igual que tú mereces ser feliz. Espero haberte acercado un poco más al mundo de la psicología y haberte mostrado que los psicólogos no somos expertos distantes, sino profesionales y guías que pueden acompañarte a resolver la dificultad que estés atravesando y, por qué no, tomando un café mientras tanto. 

Más allá de estas líneas, la psicología continúa siendo un vasto territorio de autoexploración. No es el fin, sino el inicio de un camino más largo hacia la comprensión y aceptación de uno mismo. 

Queremos escuchar tus historias, preguntas y ocurrencias relacionadas con la psicología. ¿Tienes alguna anécdota divertida de tu experiencia en terapia? ¿O tal vez tienes una pregunta peculiar sobre el proceso de terapia? ¡Compártela en los comentarios y únete a la conversación!

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