Asertividad con tu jefe: cómo comunicarte sin miedo

Vamos a ser sinceros: todos hemos tenido ese día en el que fantaseamos con tirar el ordenador por la ventana, dar un discurso épico y salir de la oficina como un héroe pegando una patada a la puerta. Pero, claro, no podemos (ni deberíamos). La buena noticia es que existe una alternativa más productiva: la asertividad.

Ser asertivo no significa tragarte tus emociones ni convertirte en la persona que siempre dice «sí, claro». Es un término medio donde te respetas a ti mismo, respetas a los demás y, lo mejor de todo, evitas que tus emociones controlen tus decisiones. ¿Listo para aprender a comunicarte (y controlar el instinto asesino) en pleno caos laboral?

¿Qué es la asertividad y por qué es tu mejor aliada?

Asertividad vs. Pasividad y agresividad: encuentra el equilibrio perfecto

Imagina un espectro. En un extremo está la pasividad: no dices nada, acumulas frustración y acabas llorando en la ducha. En el otro, la agresividad: explotas como una olla a presión, gritas y terminas disculpándote (o actualizando tu CV). La asertividad es ese punto medio donde expresas tus ideas sin pisotear las de los demás.

Sé que es un equilibrio complicado, créeme, y como todo lo bueno requiere práctica. Pero es más sencillo de lo que parece, es saber mantenerte en tu sitio, darle voz a tus ideas y marcar los límites que necesites sin perder los papeles. ¡Ojo! no es un sistema de “manipulación jedi”, te pueden decir que no igualmente, pero la seguridad que muestras cuando te comunicas de manera asertiva, te sitúa en otra galaxia.

La asertividad como superpoder laboral

Ser asertivo no solo mejora tu comunicación, también te ayuda a gestionar conflictos, defender tus derechos y, lo mejor, construir relaciones más sanas en el trabajo. Básicamente, es como tener un superpoder que evita que te conviertas en «la persona conflictiva de la oficina». O en su defecto, “la persona alfombra de la oficina”.

Además, la asertividad es una habilidad clave para establecer relaciones laborales saludables y productivas. Según el artículo de Indeed, practicar la asertividad permite expresar opiniones y necesidades de forma clara y respetuosa, lo que facilita la resolución de conflictos y mejora la colaboración en equipo. Puedes consultar más detalles y ejemplos prácticos en su guía sobre asertividad en el lugar de trabajo: Assertiveness in the Workplace: Pros, Cons and How To Be More Assertive.

Las señales de que necesitas trabajar en tu asertividad

Hablar claro sin perder el respeto: el arte de expresar lo que piensas

Hablar con tu jefe puede ser intimidante, pero es posible hacerlo de manera clara y respetuosa. Usa frases como: «Entiendo tu punto, pero creo que podríamos considerar esta otra opción.» Suena profesional y evita conflictos innecesarios.

A veces pensamos que hablar con los jefes solo es posible a través de una confrontación y, nada más lejos de la realidad, las figuras de autoridad agradecen una comunicación clara y directa que garantice mejores resultados. 

Aprende a decir “no” sin sentirte culpable

Decir «no» es difícil, pero a veces necesario. Intenta algo como: «Agradezco que pienses en mí para esto, pero ahora mismo no puedo asumir más tareas sin comprometer mi rendimiento.» Claro, directo y sin culpas.

Cuidadito con las explicaciones excesivas, hacen que el límite no quede claro y sea más sencillo de ignorar. El “no, gracias” es una frase completa en sí misma. Recuerda: los límites no los ponemos para que las otras personas los entiendan, los ponemos para que las otras personas los respeten

Maneja las críticas como un profesional

Si tu jefe te critica, evita tomártelo como un ataque personal. Escucha, reflexiona y responde con algo como: «Agradezco el feedback; ¿podemos trabajar juntos para mejorar esto?» Es elegante y muestra madurez.

Separar a la persona de la obra es complicado, y es muy sencillo sentirnos atacados si critican nuestro trabajo. Sin embargo, es tarea nuestra no tomarlo como algo personal y tener capacidad de autocrítica en nuestras tareas. 

Herramientas prácticas para potenciar tu asertividad

Técnica del sándwich: crítica envuelta en un cumplido

Ser asertivo no solo mejora tu comunicación, también te ayuda a gestionar conflictos, defender tus derechos y, lo mejor, construir relaciones más sanas en el trabajo. Básicamente, es como tener un superpoder que evita que te conviertas en «la persona conflictiva de la oficina». O en su defecto, “la persona alfombra de la oficina”.

Además, la asertividad es una habilidad clave para establecer relaciones laborales saludables y productivas. Según el artículo de Indeed, practicar la asertividad permite expresar opiniones y necesidades de forma clara y respetuosa, lo que facilita la resolución de conflictos y mejora la colaboración en equipo. Puedes consultar más detalles y ejemplos prácticos en su guía sobre asertividad en el lugar de trabajo: Assertiveness in the Workplace: Pros, Cons and How To Be More Assertive.

Controla tus emociones: respira antes de explotar

Antes de responder impulsivamente, respira. Literalmente. Una pausa de 5 segundos puede marcar la diferencia entre un comentario bien pensado y uno del que te arrepientas.

El mítico ejercicio de contar hasta 10, los clásicos son clásicos porque funcionan.

Practica en voz alta: el espejo no te juzga

Si te cuesta expresar tus ideas, practica frente a un espejo o con un amigo. Escucharte a ti mismo puede ayudarte a ajustar el tono y las palabras antes de enfrentarte a la situación real.

Que practiques lo que podrías haber dicho cuando ya ha pasado y estás tu solo en tu casa no es tan efectivo, mejor hacerlo antes de la catástrofe. 

Sé concreto y enfócate en los hechos, no en las emociones

En lugar de decir: «Siempre me das demasiadas tareas,» prueba con: «En las últimas semanas he notado un aumento en mi carga de trabajo. ¿Podemos revisar cómo priorizar las tareas?»

Despersonaliza los comentarios. No digas “es que no me escuchas” di “no siento que mis ideas sean tenidas en cuenta”. Haces que la otra persona no se posicione a la defensiva, los hechos son cuestionables, las emociones no. 

¿Qué hemos aprendido?

La asertividad no es magia, pero casi. Es una habilidad que se puede aprender y perfeccionar con la práctica. Hablar con claridad, establecer límites y manejar las críticas con madurez no solo te hará destacar en tu entorno laboral, sino que también mejorará tu bienestar emocional.

Así que la próxima vez que sientas ganas de mandar todo a paseo, respira, aplica estas estrategias y recuerda: tienes el poder de comunicarte de manera efectiva sin perder la calma ni la compostura. ¡A por ello!

Si quieres trabajar tus pensamientos desde una mirada profesional y cercana, nuestro equipo de psicólogos online puede acompañarte.
Da el primer paso hoy.

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