Cómo transformar tus pensamientos negativos

Post-its con caras tristes y una feliz en el centro, simbolizando cómo transformar pensamientos negativos en un motor para el cambio

¿Alguna vez has sentido que tu mente tiene una especial habilidad para sacarte lo peor en los momentos menos oportunos? Como cuando intentas dormir y de repente piensas: «¿Recuerdas esa vez en 2010 cuando dijiste algo incómodo en una fiesta?» Sí, esos son los pensamientos negativos. Aparecen sin invitación, montan un espectáculo, y si no tienes cuidado, te llevan a una espiral de ansiedad, frustración o parálisis.

Pero los pensamientos negativos, al igual que el cuñado pesado en Navidad, no podemos eliminarlos de la faz de la tierra y tenemos que aprender a convivir con ellos por mucho que no nos gusten. Sé que seguramente esto no es lo que quieres escuchar, pero confía en mí, es mucho peor si los dejas encerrados en un pequeño y oscuro lugar de tu mente. 

¿Qué pasaría si te dijera que no tienes que luchar contra ellos? De hecho, puedes utilizarlos a tu favor. En este artículo, te voy a enseñar cómo convertir esas ideas pesimistas en el impulso que necesitas para crecer. ¿Empezamos?

¿Qué son los pensamientos negativos?

Pensamientos automáticos: ese monólogo interno no invitado

Los pensamientos negativos suelen ser automáticos, como ese spam que llega a tu correo sin pedirlo. No necesitas invitarlos; simplemente aparecen. Son rápidos, instintivos y, muchas veces, desproporcionados. Por ejemplo, un simple «me equivoqué» puede transformarse en «soy un fracaso total».

Además tienen una característica curiosa, no tendemos a cuestionarlos. Al igual que cuando somos pequeños y nos cuentan que un ratón nos cambia los dientes por dinero, el pensamiento intrusivo se toma por cierto sin ningún tipo de cuestionamiento. Es decir, no nos paramos a pensar si el “soy un fracaso total” tiene mucho sentido, le damos la categoría de cierto sin dudarlo.

¿Por qué nuestra mente tiende a lo negativo?

La respuesta está en tu cerebro, específicamente en su sesgo de negatividad. Este mecanismo evolutivo nos ayudó a sobrevivir en tiempos donde ignorar una amenaza podía costar la vida. Hoy, sin embargo, nuestra mente sigue detectando “leones” donde solo hay correos sin leer.

Párate a pensar, un poco exagerado sí que eres, ¿verdad? Eso que pasó no es realmente tan terrible, eso que se te olvidó no tuvo un impacto real en nada y no eres tan desastre como intentas hacerte creer a la mínima de cambio.

Este sesgo ha sido ampliamente estudiado por instituciones como la American Psychological Association, que explican cómo nuestros pensamientos están influenciados por mecanismos evolutivos de protección y alerta constante.

Los efectos de los pensamientos negativos en nuestra vida

¿Sabías que tus pensamientos influyen en tu cuerpo?

Además, por desgracia, los pensamientos negativos tienen un impacto real y medible. Cada vez que piensas algo negativo, tu cuerpo reacciona como si estuvieras en peligro real. Liberas cortisol, tu ritmo cardíaco aumenta, y tus músculos se tensan. Es como estar en una montaña rusa emocional, pero sin la diversión de las subidas.

Y todo eso pasa mientras estás tu solo, delante de tu ordenador, entrando en una espiral autodestructiva porque se te ha olvidado adjuntar el archivo al correo que acabas de mandar. ¿Ridículo verdad?

El impacto en nuestras relaciones y metas personales

Los pensamientos negativos no solo afectan cómo te sientes, sino también cómo te relacionas con los demás. Tiendes a ponerte a la defensiva, evitar conflictos (o crearlos) y procrastinar en aquello que realmente importa.

Claro, si estás constantemente con un discurso negativo en la cabeza, es bastante complicado confiar en los demás, dar por hecho que no piensan lo peor de ti o incluso simplemente relajarte. 

Cómo identificar tus pensamientos negativos

Las trampas del pensamiento: ¿te suena alguna?

Tu mente tiene trucos favoritos, como la generalización excesiva («si me salió mal una vez, siempre saldrá mal»), la catastrofización («esto es el fin del mundo») o el filtro negativo («nada bueno pasa nunca»). Identificar estas trampas es el primer paso para liberarte de ellas. Este es un ejercicio que me encanta proponer en terapia, ir a la caza de los pensamientos negativos como vamos a la caza de las “fake news”. Primero se detectan, luego se contrastan y finalmente se desmienten. Si quieres profundizar más en este tipo de distorsiones, en Psychology Today encontrarás explicaciones accesibles sobre cómo se forman los pensamientos negativos y cómo afectan a tu vida diaria.

Herramientas prácticas para hacer consciente lo inconsciente

Lleva un diario de pensamientos, practica mindfulness o simplemente pausa por un momento y pregúntate: «¿Esto que estoy pensando es un hecho o solo una interpretación?»

Es fundamental escribir estos pensamientos, por muy ridículos que suenen o por muy acostumbrados que estemos de pensarlo. Necesitamos conocer al enemigo para poder luchar contra él. 

Estrategias prácticas para transformar tus pensamientos negativos

Reconoce y valida tus pensamientos: no luches contra ellos

En lugar de pelear con tus pensamientos, trátalos como un invitado incómodo en tu mente, invítale a un café aunque te caiga mal. Reconócelos y acéptalos: «Ahí está otra vez esa idea de que no soy suficiente. Gracias por aparecer, pero no voy a creerte hoy.»

Trátalos como a alguien incómodo que te roba energía: “mira hoy no tengo tiempo para pensar que no me va a salir la presentación, es demasiado importante como para tener una conversación contigo”.

Reestructuración cognitiva: el giro que cambia todo

La reestructuración cognitiva es como tomar el guión de una película de terror y convertirlo en una comedia. Si piensas «voy a fracasar», reformúlalo: «Puede que no salga perfecto, pero estoy aprendiendo algo valioso en el proceso.»

Además tiene truco, la clave no es transformar los pensamientos negativos en “pensamientos Mr. Wonderful”. No necesitas cambiar un “soy lo peor” por un “me voy a comer el mundo”. Basta con tratarte un poquito mejor y decir “hay cosas de mi que no me gustan, pero a pesar de ello soy una chica que merece tratarse bien”.

Practica la gratitud y el optimismo realista

Aunque suene a cliché, la gratitud tiene un efecto increíble en tu perspectiva. Haz una lista diaria de cosas por las que estás agradecido. Incluso un buen café o una sonrisa pueden marcar la diferencia.

Y si ya quieres pasarte el juego puede hacer una lista de las cosas de las que te sientes orgulloso (desde un logro profesional a haber quitado el árbol de navidad antes de febrero).

Cultiva el autocuidado: tu escudo contra la negatividad

Duerme bien, come sano, haz ejercicio y dedica tiempo a tus hobbies. No se trata solo de cuidarte físicamente, sino de enviar un mensaje claro a tu mente: «Estoy priorizando mi bienestar.»

Construye un entorno que potencie el cambio

Rodéate de personas que te inspiren, ambientes que te calmen y actividades que te motiven. Un entorno positivo tiene el poder de contrarrestar incluso los días más grises.

Nos cuesta mucho decir cosas positivas tanto a nosotros mismo como a los demás, no te va a matar decirle a alguien que aprecias su trabajo, que estás orgulloso o que le admiras. 

¿Qué hemos aprendido?

Los pensamientos negativos no son el fin del mundo, aunque a veces lo parezcan. Con las herramientas adecuadas, puedes convertirlos en el motor de cambios significativos en tu vida. El proceso no es inmediato ni lineal, pero cada pequeño paso cuenta.

Así que la próxima vez que tu mente saque su lado más pesimista, recuerda: tienes el control. ¿Por qué no empezar a transformar esos pensamientos desde hoy mismo? ¡Tú puedes!

Tus pensamientos no definen quién eres, pero sí pueden impulsarte a cambiar. Si quieres empezar ese camino, cuenta con nosotras.

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